intuición-moral (1)

Capítulo XII. La imaginación moral.

Enlace al capítulo aquí. Una acción no es libre si viene “determinada” por una representación, ya que el resultado de la actividad (efecto perceptible) determina el impulso de actuar del ser humano (causa perceptible) de forma indirecta a través de la representación.

El “espíritu libre” actúa de acuerdo con sus impulsos, esto es, de acuerdo con intuiciones que él escoge del total de su mundo de ideas, por medio del pensar. Toma una decisión totalmente original sin estar determinada por alguna representación previa. El resultado de su actividad tendrá un contenido de percepción bien determinado, pero el impulso a actuar no se agota en dicha percepción, al igual que el concepto de León no se agota en la percepción de un determinado león.

Si la representación determina de forma indirecta el “impulso a actuar” resultando en actos no libres… ¿cómo podemos actuar sin este intermediario a partir de una intuición moral –esencialidad basada en sí misma?

Aquí entramos en la “imaginación moral”. Lo que el “espíritu libre” necesita para realizar sus ideas, para afirmarse (auto-determinación), es, por lo tanto, la imaginación moral. La imaginación moral es la fuente del actuar del espíritu libre y es la “conversión” del concepto vivenciado intuitivamente en “representación moral”(1). Para realizar la “imaginación moral”, o sea, para determinar creativamente, por medio de la imaginación moral, los actos futuros todavía no realizados(2) tenemos que conocer el mundo fenoménico y saber transformarlo, o darle una nueva dirección (fenomenología de la percepción: principio que rige el contenido de la imagen perceptible -> conocimiento científico tal y como se entiende en la Universidad de Ciencia Espiritual en el Goetheanum). A esto se le denomina “Técnica moral”. El problema es que normalmente partimos del mundo de las percepciones, partimos de lo dado, y buscamos mediante el pensar la ley que se expresa en dicha experiencia perceptiva, pero la “Técnica moral” debe crear primero los hechos que luego incorporamos a nuestro conocimiento. Así, mediante la actividad moral realizamos a un nivel superior lo que la naturaleza realiza a un nivel inferior. El espíritu operante en la naturaleza encuentra en el ser humano su auto-realización como coronación del edificio que Darwing y Haeckel intentaron erigir para las ciencias naturales. Es la teoría de la evolución espiritualizada. 

Intuición Moral --> Imaginación Moral --> Técnica Moral;

Sólo llega a ser algo moral cuando en la vivencia humana se transforma en algo propio del individuo. Sólo el ser humano es productor de lo moral y lo característico de la forma perfecta del actuar humano es la libertad.

Hay que atribuir esta libertad a la voluntad humana en tanto que ella realiza intuiciones puramente ideales. Pues estas intuiciones no son el resultado de una necesidad que actúa desde fuera, sino que están basadas en sí mismas. Si el hombre encuentra que su actuar es el reflejo de una intuición ideal de este tipo, la vivencia entonces como una acción libre. En esta característica de la acción se encuentra la libertad.

Cuando la voluntad humana se basa en la pura intuición ideal cuya esencia propia está fundada en sí misma nada en el organismo participa de este “querer”, es más, la actividad necesaria del organismo humano se reprime, se paraliza, por el elemento intuitivo, siendo sustituido por la actividad espiritual de la voluntad llena de ideas. El hombre es libre en la medida en que es capaz de realizar en su querer la misma disposición anímica que vive en él cuando es consciente de la formación de intuiciones puramente ideales (espirituales).

La realización de los impulsos de mi voluntad me produce placer. ¿Es la obtención de placer lo que busca la libre realización de los impulsos de mi voluntad?

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(1) Rudolf Steiner utiliza el término representación como la imagen subjetiva resultante de la unión de un concepto determinado a una experiencia perceptiva concreta. Mientras que representación moral sería la “imaginación moral” que no implica una experiencia perceptiva previa. 

(2) La realización de una “intuición moral” o esencialidad basada en sí misma, sólo puede implicar un acto cuya realización es siempre original, nuevo, creativo. Aunque perceptivamente esté bien determinado. 

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