Enlace al capítulo aquí. Para el monismo: la realidad completa se alcanza a través del conocimiento. ¿Qué es la realidad? La esencia unificada compuesta por la percepción y el concepto.
Para el dualismo: nunca adquirimos conocimiento de la realidad pues ésta es inaccesible. Contrapone la “realidad objetiva” detrás de la percepción del objeto (“ente en sí”) con la “realidad subjetiva” detrás del sujeto que percibe (yo) y se forma una representación conceptual de lo real objetivo fuera de él. El dualismo traslada la oposición entre sujeto y objeto, que sólo es válida en el campo de la percepción a “entes en sí” abstractos fuera del campo de la percepción. Crea dos mundos y los enfrenta. Divide el proceso cognoscitivo en dos partes:
- Fuera de la consciencia: elaboración del objeto de percepción a partir de la “cosa en sí”.
- Dentro de la consciencia: elaboración conceptual de lo que ya hay anterior a su conciencia.
De esta forma:
- Un mundo sería: “Yo pienso, luego existo” y los principios ideales del pensar;
- y el otro mundo es el resto del mundo real fuera de mi conciencia e independiente de ésta.
El dualista construye conceptos del “ente en sí” que están vacíos de contenido pues los principios ideales que el pensar descubre son demasiado “volátiles” y busca principios reales (abstractos) que los respalde.
Para el realismo ingenuo el mundo real es una suma de objetos de percepción y no reconoce como factor de igual valor la forma de existencia que el pensar revela en los conceptos y sus relaciones.
Ahora bien, existen fuerzas o leyes imperceptibles que regulan la realidad perceptible, como son la herencia o el principio vital. Estas fuerzas imperceptibles que actúan en la relación de los objetos de la realidad perceptible sólo pueden expresarse por medio del pensar. Tanto en la física como en el conocimiento del ser humano existen elementos que se excluyen de la percepción directa y que hay que inferir. Así como junto al estado de vigilia consciente es necesario el estado de sueño inconsciente, del mismo modo, para la experiencia de sí mismo el hombre necesita, junto a la esfera de sus percepciones sensorias, otra esfera –mucho mayor incluso – de elementos no perceptibles sensorialmente en el campo del cual provienen las percepciones sensoriales.
El realista metafísico construye una realidad perceptible también con estas fuerzas imperceptibles. Así pues el mundo real es algo objetivo que existe fuera como algo absoluto y del cual se perciben, además de los objetos, una relación dinámica real de fuerzas que interactúan en el mundo de la percepción. A su vez, existe una relación ideal de la “cosa en sí” de la percepción y la “cosa en sí” del sujeto que percibe.
El monismo reúne en una unidad más elevada el mundo de percepción (realismo unilateral) y de los conceptos (idealismo) donde ambos principios, el llamado principio real y el principio ideal, rigen simultáneamente.
El problema de los límites del conocimiento sólo existe para el realismo ingenuo y para el metafísico, para los que el contenido del alma es solamente una representación ideal del mundo.
El mundo es en sí una unidad. Para el monismo el objeto del mundo no es algo absoluto, sino relativo en relación con el sujeto dado que percibe. La superación de esta oposición se realiza mediante la contemplación pensante, que sitúa la realidad dentro de la unidad. La percepción está determinada por el sujeto que percibe (determinada por los factores de lugar, tiempo y organización subjetiva). Pero el sujeto tiene a la vez en el pensar el medio que le permite suprimir el condicionamiento que él mismo origina.
La inducción –conocer el estado de las cosas a partir de la observación de un número suficientemente grande de casos– es la base metódica del realismo metafísico moderno. De esta forma descubre, a partir de las percepciones, la naturaleza de la realidad objetiva que está detrás del nexo “subjetivo” que conocemos por la percepción y el concepto.
Para el monismo está claro que la percepción viene determinada por el sujeto y que una observación ampliada enriquece la experiencia del sujeto, pero la profundización del conocimiento depende de las fuerzas de intuición que se despliegan en el pensar y que supera la determinación de la que el sujeto mismo es el autor.
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El mundo que percibimos tiene su origen último en el mismo fundamento que la actividad pensante, esto es, en el Espíritu. Por eso, la intuición reconoce mediante el pensar el fundamento primero que da forma a los objetos del mundo, o lo que es lo mismo, su ley propia. La “percepción” es lo que queda cuando dicho origen se manifiesta según los parámetros espacio temporales a los que el estado evolutivo de la tierra lo somete. Esto significa: muerte (paralización) y enajenación (ausencia de moral) de su propio origen. (Doy por supuesto que el Espíritu es el origen de la Vida y del Ser)
La representación es un concepto que ha quedado coagulado en nuestro organismo, sometido al espacio y el tiempo.
Debido al condicionamiento de nuestro organismo (nuestro estado evolutivo actual) reconocemos las leyes espirituales a través de las percepciones y a este "cuerpo de conocimiento" que adquirimos así le denominamos ciencia natural. Rudolf Steiner propone una ciencia espiritual que contemple no sólo lo meramente perceptivo a través de los órganos sensorios corporales, sino también lo percibido a través del conocimiento intuitivo.
Para ello, amplia la ciencia natural con lo que la ciencia espiritual puede aportar.
Pero la ciencia natural parece estar “completa” sin la intervención del ser humano. El agua hierve a 100º centígrados, esté o no presente un ser humano. Es cierto, pero el ser humano ha de recuperar por medio de la ciencia espiritual el “ser” del agua en su proceso de ebullición. Sé que esto suena poco científico… Pero sabemos que el hidrógeno y el oxígeno, como elementos químicos se comportan de forma distinta en un organismo vivo que en uno inerte. ¿porqué si la química lo reduce a meros elementos químicos tienen un comportamiento distinto en un organismo vivo que en uno inerte?
Por otra parte, la única vía de profundización en el conocimiento espiritual es la intuición. Esta sólo se da a través del pensar y en la segunda parte del libro se hablará de la “imaginación moral” y la “técnica moral” como metodología espiritual.
Así pues, podemos hablar de límite sólo para la ciencia natural (sujeta al mundo perceptivo) pero este conocimiento puede ser ampliado sin límites en la ciencia espiritual.
El Goetheanum (Dornach, Suiza) es la sede central de la Universidad de Ciencias Espirituales, cuyas secciones (Matemáticas, Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Medicina, Pedagogía…) desarrollan una investigación de éste tipo.
Todos los investigadores de las distintas secciones han de formarse previamente en la metodología espiritual y para ello se creo la Sección General de Antroposofía, que distribuida en tres cursos, capacita al individuo en la metodología espiritual. En esta sección sólo se imparte el primer curso (o Primera Clase, como se la denomina por el uso germano de la terminología) Actualmente nadie ha desarrollado los dos cursos restantes.